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viernes, 2 de diciembre de 2011

Acero Puro de Shawn Levy


Daniel S. Reina

Acero Puro, puro tópico. La película ya la hemos visto todos. No nos plantea nada nuevo, pero funciona como lo que es,  un entretenimiento superficial e infantil para estas navidades.

No se puede esperar otra cosa de un director, Shawn Levy, que guarda en su filmografía películas como Doce en Casa (2003), La Pantera Rosa (2006) o Noche en el museo (2006), películas de producción en serie, con guiones simples y sin nada realmente bueno que aportar al cine. En este caso nos encontramos ante un producto demasiado lineal, sin sorpresa alguna, totalmente predecible de principio a fin. Hay innumerables tópicos, que ni siquiera son tratados con la suficiente naturalidad como para parecer creíbles, solo hay que mirar a los “malos” de la peli.

El film es excesivamente largo, hasta repetirse demasiado y resultar cansino. La primera parte de la película es totalmente monótona, a pesar de la exhibición incansable de todos sus efectos especiales. Estos, en la primera mitad, son bastante prescindibles. Saturan la película, por lo que se presenta demasiado estruendosa. Después de esta mitad, al espectador únicamente le interesarán los efectos. Las peleas de robots son realmente un espectáculo.  La factura de la película es impecable, todo el apartado técnico cumple y con creces. Consigue crear una acción trepidante y especialmente atractiva, por lo que al final es lo único salvable del conjunto.

El guión es pobre, con momentos realmente risibles, conversaciones mal llevadas, excesivamente llanas y desarrolladas de forma primitiva. Por esto no crea una empatía con el espectador, el dramatismo con el que se intenta impregnar el producto queda pobre y superficial.  La historia de un niño, perfecto y muy mono, que consigue que su padre, un fracasado y peor padre, triunfe y sea mejor persona, está demasiado manida. Crea una sensación de falsa moralina y una artificial emotividad. El film está destinado a niños menores de 12 años, que en lugar de fijarse en la historia entre el padre y su hijo, se quedarán con lo espectacular y divertido que es “darse de ostias”. 

Hugh Jackman no lo hace mal, está correcto y en su línea, pero no aporta nada interesante a su personaje, está dentro del film para darle tirón comercial, sin más. Dakota Goyo, interpreta al niño, un personaje que tiene sus momentos divertidos pero cae cansino e insoportablemente pedante, además la sobreactuación del actor no ayuda a que conectemos con él. El personaje de Evangeline Lilly, no es mucho más que el de una mujer florero, pero es, probablemente, la que mayor conexión logra con el espectador, da gusto verla.
A pesar de todo, la película tiene todo lo necesario para triunfar, la propuesta funciona igual que ha funcionado siempre e igual que funcionará hasta que aburra.  Y si no triunfa es porque los niños menores de 12 años, preferirán ver  “El Gato con Botas”, y los mayores “In Time”.  

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