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miércoles, 16 de noviembre de 2011

ENCERRADOS EN URGENCIAS

En el Hospital Doctor Negrín
     ENCERRADOS EN URGENCIAS
Los pacientes de psiquiatría cuentan su experiencia.
“Mínimo 4 o 5 días”, explica O., un joven de 23 años que permanece en el área de observación psiquiátrica del Hospital Doctor Negrín, en Las Palmas de Gran Canaria. Este es el tiempo mínimo aproximado que deben permanecer los pacientes que acuden a urgencias por motivos psiquiátricos, sin importar si mejoran en un día o dos, deben quedarse “encerrados” con un horario de visitas de 2 horas, de 6 a 8, y sin la oportunidad de hablar con el médico cuando deseen, sino en un horario que él establezca que no supera los 20 minutos diarios.
En España, excluyendo los trastornos causados por el uso indebido de sustancias, se puede afirmar que el 9% de la población padece al menos un trastorno mental en la actualidad y que algo más del 15% lo padecerá a lo largo de su vida. Estas cifras se incrementarán probablemente en el futuro.
(Estrategia en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud, Ministerio de Sanidad y Consumo, 2007.)
Existe vacío normativo en lo referente a la administración de tratamientos y a medidas coercitivas (aislamiento, contención física contra la voluntad del paciente). Esta ausencia de regulación deja a la iniciativa de cada centro la adopción de pautas o protocolos de actuación.
Los protocolos existentes en muchos hospitales suelen definir pautas de actuación y monitorización de la medida, pero no contemplan aspectos legales ni consideran la necesidad de informar al juez o la jueza al respecto cuando sea legalmente preciso. El psiquiatra de urgencias afirma que puede dejar a quien quiera encerrado y prohibirle las visitas si lo cree oportuno.
“¿Se puede saber si un paciente mejora sólo con verle durante 15 minutos al día?”, pregunta Toñy Aguilar, paciente que tuvo que pedir el alta voluntaria para poder salir de esa habitación. Una habitación que no mide más de 40 metros, con 6 camas, una de ellas en mitad del minúsculo pasillo por el que pasea de un lado a otro un joven porque es la única manera de entretenerse. Otro en cambio, entra y sale del baño. Parecen locos o personas con problemas mentales graves, pero en realidad, están ahí por diferentes motivos. A Toñy Aguilar la dejaron ahí por venir con ansiedad y problemas debidos a su depresión grave, “sólo quería hablar con alguien o que me dieran algo para relajarme”. En cambio el psiquiatra decidió que no estaba en condiciones de irse a casa.
Una mesa, 7 sillas, y 5 ventanas de medio metro de ancho y 30 centímetros de alto, en la parte superior de la pared, por las que sólo se observa la oscuridad del parking de urgencias. No es una sala en las que estés un día y te pasen a planta. Ahí tienes que permanecer el tiempo que el psiquiatra crea oportuno, y “después o te pasan a planta o te dan el alta”, añade O.
Cuando estás en una habitación, con 6 personas más, todo hombres salvo tú, sin televisión, sin revistas, sólo un periódico deportivo y una garrafa de agua, ¿no te vuelves loca? Cualquier persona en esas condiciones se volvería agresivo, o demente. Pero a ellos ya se les ve así antes de entrar. Te miran, te hablan de forma despectiva, como si fueras menos que ellos, y todo porque el mundo los ha hecho diferentes.
Esto es una realidad que se vive en muchos hospitales de España, son personas con alguna enfermedad o problema psicológico y que desean curarse y volver a casa. ¿No tienen ellos la oportunidad de recuperarse y vivir como los demás?

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